Psicoterapia infantil

PSICOTERAPIA

Infantil

Acompañamos a

niños y niñas a partir de los 4 años de edad

Es difícil identificar las señales de malestar en estas fases tan tempranas, pues los síntomas que los niños presentan suelen ser de tipo somático, como dolores de barriga, o comportamientos que con frecuencia atribuimos a la edad: miedos, rabietas, dificultades con la alimentación, mojar la cama.

A lo largo del desarrollo, el niño pasa por sucesivas etapas en las que se ponen en juego múltiples aspectos y dimensiones de su ser, que van a ser los que, en gran medida, configuren su personalidad: necesidades de seguridad, protección y afecto; necesidades de autonomía y libertad; necesidades de validación y reconocimiento; la construcción de su imagen corporal, autoconcepto y autoestima; o la adquisición de destrezas y habilidades sociales.

Estos procesos, aunque normativos, representan importantes desafíos en sí mismos, por eso algunos niños necesitan apoyo para transitarlos de forma armónica y satisfactoria, sobre todo cuando su curso natural se ve interferido por acontecimientos dramáticos o inesperados que generan sufrimiento en el niño, como pueden ser la separación de los padres o la muerte de alguna persona cercana.

No siempre existe un suceso desencadenante que explique las dificultades del niño. A veces lo que sucede es un simple desajuste entre éste y su entorno. Todos nacemos con un temperamento distintito y una sensibilidad única, de tal modo que los desafíos propios de la infancia y el desarrollo normativo pueden resultar abrumadores para unos e inexistentes para otros.

El objetivo de la psicoterapia infantil es ayudar al niño a poner en palabras aquello que todavía no puede pensar; ofrecerle un vínculo seguro que acoja, contenga y transforme sus emociones en algo que pueda entender e integrar; un espacio donde lo que le pasa cobra un sentido y un significado. Todo esto posibilita la restauración de la confianza del niño en sí mismo y en el mundo.

El objetivo de la psicoterapia infantil es ayudar al niño a poner en palabras aquello que todavía no puede pensar; ofrecerle un vínculo seguro que contenga y transforme sus emociones en algo que pueda entender e integrar; brindarle un espacio donde lo que le pasa cobre un sentido y un significado, para así posibilitar la restauración de su confianza en el mundo y en sí mismo.

Podemos ayudar

a niños y niñas en estas situaciones

"Es más fácil construir un niño fuerte que reparar a un adulto roto"

Frederick Douglass